Sin importar si lo que encontró fue un “desastre” o unas finanzas saneadas, la gente espera en estos primeros cien días un mensaje positivo y obras de los nuevos alcaldes y gobernadores. Y que se hagan dependerá de lo encontrado en el cierre financiero, normalmente opacado por el empalme y la posesión. Una tesorería endeudada puede marcar el entierro prematuro de un buen proyecto político.
Pero solo hasta fines de febrero se pudo tener un estado general de las finanzas de las entidades, pues venció el plazo para reportar los cierres definitivos de contratación y bancos.
Examinamos los cierres de las capitales del caribe donde Cartagena muestra las mejores cifras y el mejor escenario para el nuevo alcalde, Barranquilla reafirma su alarmante endeudamiento y Riohacha es la de las finanzas más débiles. Examinamos los datos a la luz de tres estados financieros como son el balance, el presupuesto y el cierre de tesorería.
LA DEUDA EN TESORERÍA
Mide la caja inmediata y resulta de restar a las disponibilidades en bancos y efectivo, las deudas por pagar en tesorería. Déficit indica que gastaron sin tener dinero para pagar. Cerraron en déficit de tesorería Barranquilla, Santa Marta y Riohacha mientras que dejaron superávit Cartagena, Montería, Sincelejo y Valledupar.
El nuevo alcalde de Cartagena fue quien más liquidez encontró pues el saliente le dejó $947 mil millones, $359 mil de ellos saldos bancarios y de estos $249 mil millones son de libre destinación, es decir disponibles para cualquier proyecto. Una situación envidiable para el nuevo Dumek pero que para el saliente Dau podría leerse como falta de ejecución o padecer hambre con la nevera llena.
Al nuevo alcalde de Barraquilla le toca sacrificar su presupuesto nuevo para pagar los -$218 mil millones de déficit de tesorería que le dejó su antecesor, el más alto de todos. Igual el de Santa Marta que encuentra cuentas por pagar por $190 mil millones, pero sólo $84 mil millones en bancos lo que indica que se contrató gasto sin haber recursos. En libre destinación, la cuenta preferida para aceitar la burocracia en la política, el déficit fue de -$91 mil millones, cifra que Carlos Pinedo deberá sacrificar del presupuesto actual, pagar deuda en lugar de convertirlo en agua para los samarios.
Proporcionalmente el déficit de tesorería de Santa Marta, Riohacha y Barranquilla es casi el 40% de su gasto de funcionamiento, es decir tendrían que cerrar la alcaldía 5 meses para pagarlo, mientras en cambio Sincelejo dejó ahorro para pagar 4 años de funcionamiento y Cartagena y Montería dejaron año y medio de colchón. Valledupar también arrojó una tesorería superavitaria y prudente que facilitará los primeros 100 días a su alcalde nuevo.
Por falencias de registro, las cuentas del balance no siempre coinciden con los de tesorería, pero arrojan conclusiones más pesimistas: Barranquilla quintuplica su déficit de tesorería a $1.3 billones y solamente Cartagena presenta superávit de tesorería por $58 mil millones.
Las demás capitales también quedan en déficit, subiendo especialmente Montería, en cuyo caso la cuenta de provisión de beneficios es la causante, “políticas contables de registro” podríamos decir, aunque cabe anotar que Montería es de las pocas entidades en registrar más exigibilidades en tesorería que cuentas por pagar en los pasivos.
EL DÉFICIT FISCAL
La situación fiscal incluye variables de menor confiabilidad como las cuentas por cobrar, pero confirma la misma tendencia con una Cartagena con un superávit fiscal de $2.5 billones y Barranquilla con un menor superávit fiscal (tan alta es su deuda!) y superávit fiscal para las 7 entidades.
El balance confirma la enorme deuda bancaria de Barranquilla por $3.3 billones. Hoy cada barranquillero debe a los bancos $2.4 millones, casi diez veces más de lo que debe el que sigue en magnitud que son los $298 mil que debe cada Sincelejano y los $65 mil cada Valduparense debe $70 mil a los bancos. Nuevamente Cartagena nuevamente demuestra prudencia financiera son una deuda bancaria por habitante de apenas $65 mil
RESULTADO PRESUPUESTAL
Nuevamente Cartagena es la de mejor resultado con superávit presupuestal de $331 mil millones y Barranquilla la peor con déficit presupuestal de -$364 mil millones, es decir comprometió más gasto que los ingresos recaudados.
Resaltable la menor deuda y mayor liquidez de Cartagena respecto a Barranquilla siendo que sus ingresos son muy cercanos, de $3.6 y $4.9 billones respectivamente.
Santa Marta sustenta su mal resultado de tesorería con un déficit presupuestal en 2023 de -$18 mil millones y Montería “se desordenó” el último año con un déficit presupuestal de -$90 mil millones que no es muy coincidente con su superávit de tesorería. Valledupar y Sincelejo fueron prudentes con el presupuesto a pesar del año electoral.
Barranquilla, otra vez, es la que más gasta en burocracia, con el 47% de sus tributarios, seguido de Cartagena con el 43%. Atender a cada barranquillero le costó al Distrito $590.114 mientras que Sincelejo lo hizo a un costo 25 veces menor con apenas $20.418, más eficiente gastando apenas el 4% de sus tributarios.
Santa Marta es de las que más pagan impuesto, detrás de Barranquilla y Cartagena, y con Montería registran elevados costos de atención en burocracia, casi el doble que Valledupar.
Con estas cifras iniciaron los actuales alcaldes sus primeros cien días y, sin duda, como el de Barranquilla, ya habrán sentido el sacrificio de las altas deudas recibidas, mientras otros como Dumek en Cartagena, mucho deberán agradecer al saliente por la liquidez y bajo endeudamiento que les dejaron y que seguramente le han facilitado el trabajo en estos primeros cien días.