En días pasados leía en la cuenta X oficial de la Presidencia de la República que la Asamblea Constituyente propuesta por el Presidente Gustavo Petro tiene como objetivo que, la ciudadanía sea quien tome las riendas de las grandes decisiones que necesita el país y así se pueda avanzar en la solución de los problemas que históricamente ha enfrentado.
Sin embargo, esto me lleva a opinar humildemente que el camino o la vía que se está proponiendo es equivocada, al menos desde la teleología constitucional o la intención del Constituyente del 91 frente a los tres mecanismos de reforma constitucional que existen en Colombia, a partir de la lectura del artículo 374 de la Constitución Política, a. Congreso (Acto legislativo), b. Asamblea Constitucional y c.Pueblo (Referendo).
A mi juicio, si la intención es lograr que la ciudadanía decida directamente, el camino a seguir es el referendo constitucional conforme a lo dispuesto en el artículo 376 constitucional, Ley 134 de 1994 y Ley 1757 de 2015.
Debe recordarse que el referendo es un mecanismo de participación ciudadana en el que la ciudadanía (pueblo) decide si aprueba o rechaza una reforma constitucional. Este quizás es uno de los mecanismos reales de la democracia participativa y es de los pocos utilizados, ya que el último convocado fue en el año 2003. Aclarando que, por vía del Congreso, nuestra Constitución ha sido reformada 60 veces, es decir, 1.8 por año, en sus casi 33 años de vigencia.
Es tan poderoso este mecanismo que, deberán someterse a referendo las reformas constitucionales aprobadas por el Congreso, cuando se refieran a los derechos fundamentales y a sus garantías, a los procedimientos de participación popular, o al Congreso, si así lo solicita, dentro de los seis meses siguientes a la promulgación del Acto Legislativo el pueblo o ciudadanía.
Aplaudo la intención de fomentar la participación de la ciudadanía por parte del Gobierno en la toma de las grandes decisiones como país, no obstante, considero pertinente analizar y detenerse a escoger la vía correcta no solo desde lo político sino desde lo axial de la Constitución Política de 1991. En el caso, de lo que se ha propuesto durante los últimos días por el Presidente de la República, considero que lo adecuado y razonable es el referendo, ya sea por iniciativa del Gobierno Nacional o por un grupo de ciudadanos no menor al 5% del censo electoral.
El Congreso como constituyente derivado ha sido el protagonista de las reformas constitucionales desde 1991, por tanto, ha llegado quizás el turno para las otras opciones o mecanismos que nos ha dado la misma carta política, como, El REFERENDO.
Por último, debo aclarar que esta propuesta no es infranqueable, pero sí aporta al debate nacional de la actualidad donde deben primar los argumentos.