Hace unos meses en la campaña presidencial, el hoy Presidente Gustavo Petro, estuvo en medio de una Polémica, al usar en varias ocasiones el termino “DEMOCRATIZACIÓN¨, el cual fue tergiversado por algunos sectores que lo relacionaban con la expropiación. Entiendo el sentido de democratizar, y en palabras del mismo Petro, en entrevista de Blu Radio, expresó: “Yo parto de una tesis y es que la riqueza nace desde el trabajo, el trabajo es producción, es actividad de transformar cosas para llenar necesidades de la sociedad”. La productividad es una función del conocimiento y esa tesis se traduce en cómo democratizar el capital y la tierra”. Y concretó diciendo: “democratizar significa que las condiciones para producir deben repartirse entre todos, entre millones de colombianos”.
Presidente, hagamos analogía del termino democratización, con un sistema de partidocracia que en nuestra cultura política ha tenido múltiples situaciones que terminan en clientelismo, negocios politiqueros y corrupción. A continuación, me explico mejor.
La reforma política en uno de sus textos establece la obligatoriedad de las listas cerradas para obtener curules de concejo, asamblea y congreso de la república, lo que implica eliminar la posibilidad de las listas abiertas. La diferencia radica en que en las listas cerradas la ciudadanía vota por un partido o movimiento político y no por candidatos, el orden de los candidatos representa el orden de elección, es decir, si una lista tiene acceso a 2 curules serán para los candidatos que ocuparon la ubicación uno y dos. En tanto en las listas abiertas el voto es para los candidatos y obtendrán curules quienes hayan sacado mayor votación sin importar el puesto o lugar que ocuparon en la lista.
Quienes defienden las listas cerradas, defienden la tesis del fortalecimiento de los partidos Políticos lo cual se conoce como la Partidocracia, y en parte se conceptualiza como aquella forma de Estado en que las organizaciones partidistas definen y determinan los cargos de elección popular. El voto pasa a ser un complemento para elegir dentro de los indiviuos ya escogidos por dichos partidos.
Partidocracia es un término que se utiliza para designar el sistema de gobierno en el cual, aunque solo en teoría y de forma hipócrita “se vive en democracia”; los actores principales y únicos del panorama político son los grandes partidos políticos. Estos, a base de un sistema limitado y de escogencia a dedo, coartando las posibilidades de que los ciudadanos expresen su voluntad real más allá de los partidos ya existentes. Partiendo de la base de que los partidos son un mal necesario, los ciudadanos se van apartando de ellos y buscan otros cauces para intervenir, lo que lleva a la creación de los llamados grupos de presión, que en muchos casos termina lo que hace poco se llamó estallido social.
Lo anterior resulta un tema académico con mucho por profundizar, pero lo realmente importante para esta columna y debate público, es la connotación de que los países y sus instancias de poder, deben evaluar su sistema político y su cultura política para hacer las reformas en la estructura de sus mismos estados. Los sistemas de partidocracia no pueden encajar en una cultura que históricamente ha sido clientelar, de prebendas, de negociaciones oscuras, en un país donde se hacen negocios por poder económico y no se hacen acuerdos pensando en la Gente.
Este País ha cambiado porque los nuevos liderazgos han sentido que su voz ha empezado a ser escuchada y representada, porque los colectivos ciudadanos generan una acción ciudadana capaz de movilizar para hacer planteamientos de las realidades que el estado y los gobiernos no visibilizan, y sin duda alguna eso fortalece nuestra democracia. Quitarles a esas nuevas ciudadanías la posibilidad de pertenecer a las instancias de poder donde se toman las decisiones de país, seria retroceder, y eso es lo que se lograría con la obligatoriedad de las listas cerradas, e incluso incentivar un estallido social que podría desencadenar en vías de hecho.
Democratizar es entonces la diversidad, la oportunidad y la inclusión. Le diría al presidente Petro: ¿Porque democratizar las tierras y el crédito y no democratizar los liderazgos? Eso sería como no democratizar la democracia.
Que siga la discusión, pero los cambios deben ser graduales, sin que de ninguna manera se empodere a los partidos y se debiliten las ciudadanías libres, si, esa frase también pronunciada permanentemente por el presidente, una ciudadanía que debe estar primero que las organizaciones partidistas. Que haya debate para buscar un equilibrio.