El 30 de enero de 1933, Hitler fue nombrado canciller de Alemania, jefe de gobierno, por el presidente de la República de Weimar, Paul von Hindenburg, jefe de Estado. El Partido Nazi comenzó entonces a eliminar toda oposición política y a consolidar su poder. Hindenburg murió el 2 de agosto de 1934 y Hitler se convirtió en dictador de Alemania al fusionar las oficinas y los poderes de la Cancillería y la Presidencia. Un referéndum nacional celebrado el 19 de agosto de 1934 confirmó a Hitler como único Führer (líder) de Alemania. Todo el poder estaba centralizado en la persona de Hitler y su palabra se convirtió en la ley suprema. El gobierno no era un organismo coordinado y cooperativo, sino una colección de facciones que luchaban por el poder y el favor de Hitler.
En Venezuela se han impuesto el estilo mañoso de personajes con similar línea a la de Hitler en el sentido de ser un único poder que se consolida a través del miedo y la tiranía, a través de acabar con quien lo señale, investigue o contradiga, eso ocurre en Venezuela actualmente, Maduro perdedor de las elecciones ha terminado de ejecutar su plan de continuidad en el poder, sin despeinarse y visto por algunos amigos en las elecciones del 28 de julio, ha emitido mediante la fiscalía de bolsillo orden de captura contra Edmundo González, ganador de acuerdo a las actas publicadas por la oposición y que nunca han podido ser refutadas por el régimen de Maduro, que nunca las ha mostrado. Esto con lleva al verdadero golpe final para continuar en el poder y seguir montando una línea de sucesión de Hugo Chávez en el gobierno venezolano, línea que ha terminado de hundir al país más rico de la región hasta la llegada del chavismo al poder.
En Colombia, Gustavo Petro recurre al agravio, la injuria, calumnia y argumentos en contra de quienes le hacen oposición desde los medios de comunicación, tildando a periodistas de “muñecas de la mafia”, periodistas con las que quizás no esté de acuerdo en su forma de hacer periodismo pero a las que un presidente en ejercicio no puede lanzar semejantes calificativos, al igual que defender a su amigo Nicolas Maduro, diciendo que Iván Duque, el gordito bonachón que le entregó el poder hace dos años, era tres veces más dictador que su homólogo venezolano, quien no es capaz de entregar el poder aun perdiendo las elecciones. Petro va más allá, se atreve incluso a insultar al presidente de la corte suprema de justicia tildándolo de negro conservador, dando por sentado que una persona de raza negra debe ser resentida social como muchos de los petristes y seguidores duros y radicales del presidente de Colombia.
En Santa Marta y el Magdalena, se recurre a las mismas acciones que los anteriores personajes, el líder monumental fue el primer político que salió a felicitar a Maduro por su llamado triunfo, un triunfo tan dudoso como el lograr que el desconocido Agudelo estuviese en el tarjetón en las elecciones regionales del año pasado. Y qué decir de su esbirro quien hoy ejerce como gobernador, quien realiza ruedas de prensa para atacar a los periodistas que lo investigan y que muestran ante la ciudadanía la verdad de lo que ha sido un falso cambio que incluye la presión y abuso laborar de cientos de contratistas que deben hacer política por el Führer monumental del Magdalena. En estos días, ataca a Polo Diazgranados tildándolo de homosexual y utilizando la única arma que les queda, el sicariato moral por medio de quien hace unos años tildaba de “hijueputa y ladrón” a su jefe monumental.
Resultan en el mismo estilo y calaña los personajes que se tornan demasiado peligrosos para la democracia en la región, Maduro ya con su dictadura andando e impuesta, con un país quebrado y en la miseria, otro con ansias de imponerla en Colombia y no perder lo alcanzado por el primer político de izquierda en llegar a la presidencia, y en menor escala un personaje que se agarra de todos los medios posibles, incluyendo los no éticos para atacar a quienes le contradigan o investiguen, a quienes e atreven a denunciarlo públicamente, porque su sueño de poder y de ser presidente sigue intacto, recurriendo a la nueva forma de hacer política como le mostró Gustavo Bolívar, mediante influencers a sueldo para tratar de posicionarse en el medio nacional, un desconocido que ha incumplido y llenado de muchas ra$one$ a quienes lo acompañan en su andar, en las llamadas listas del cambio y trabajo. Son de la misma calaña y le hacen demasiado daño al pueblo.