LA HISTORIOGRAFÍA EN LA RELACIÓN CORONA DE CASTILLA Y SANTO DOMINGO CON SANTA MARTA

En los últimos decenios se ensaya escudriñar las razones de casi un siglo, contados desde la fundación de Santa Marta, en 1525, dada las pocas evidencias físicas del asentamiento, empero, se cuenta con abundantes relatos del primigenio acontecimiento, aún muy dispersos, es decir, corresponde indagar sobre la importancia como cabeza de playa (Saldariaga,2004), punto de partida para la conquista y colonización de vasto territorio en Sur América y Colombia, y segundo, por el tardío desarrollo urbanístico.

La lengua de agua, con la que se señala a la Bahía de Santa Marta, que por sus codiciadas condiciones naturales para el embarque y desembarque de personas, mercaderías e insumos, que inicialmente se le hace propicio a la avanzada de Bastidas, para que pudiese materializar la capitulación de 1524, concesión que tiene antecedentes en las adjudicadas a navegantes más aventajados y conocedores por la por la exploración previa realizada en viajes al lado de Colón y otros expedicionarios y que serían insuficientes para la comprensión de las dinámicas de la urbe y su influencia en la Provincia, si no, se atiende las capitulaciones a García de Lerma, otorgadas en 1527, personaje invisibilizado en la historiografía de la ciudad, cuya preminencia se ve eclipsada por la del fugaz fundador y a otros gobernadores.

Quizá se pueda identificarse aquí un antecedente remoto de las tensiones al interior de la Provincia de Santa Marta, y no a un exclusivo desdén de las elites localizadas en el fundado asentamiento, que solo viene a consolidarse a finales del siglo XVI, a partir de la propia estrategia de conquista Tierra Adentro y al Sur del continente.

El recorrido por TIERRA FIRME, según los cronistas, que en 1501, Rodrigo de Bastidas y Juan de la Cosa, exploraron las costas desde el Cabo de la Vela hasta el golfo de Urabá, y fijaron como hitos la desembocadura del río Grande de Magdalena y se aproximaron a la bahía de Santa Marta, accidentes geográficos que más tarde estarían jurisdiccionados al Nuevo Reino de Granada.

Está documentado que los conquistadores incursionaron en Gaira (Viloria y Elias-Caro, 2018), y que, en ocasión al cuarto viaje colombino, concerniente al accidente geográfico en Nombre de Dios, Provincia de Veragua, se alcanza una mayor comprensión de los territorios explorados y propicios para la colonización, que no tiene precedente en la historia de la recién asomada modernidad e inicia un periodo eurocentrista (Dussel, 2012).

Una vez, conocido otro mundo allende el mar Océano se toma una trascendental decisión de la Corona Castellana, es la designación de una persona con la suficiente experiencia para describir los aconteceres en un inexplorado mundo, que es denominado cronista.

El primer cronista para las Indias, es Gonzalo Fernández de Oviedo, uno de los mayores contradictores de Bastidas, y más tarde, Juan de Castellanos y fray Pedro Simón, quienes con anotaciones de los clérigos, las propias capitulaciones y las cedulas reales contribuyen a la comprensión del inusitado proceso de conquista y poblamiento en TIERRA FIRME. Es importante atender que dada una especie de censura oficial a la descripción de los acontecimientos, se recurra a las precauciones sugerida por Juan Friede, respecto a la “Recopilación historial” de Fray Pedro de Aguado (López de Velasco, 1950).

Fray Pedro Aguado Y Medrano

Se dice que fray Pedro Aguado, fue insuperable cronista del Nuevo Reino de Granada. Su permanencia entre los indígenas por algo más de quince años le brindó excepcional oportunidad de conocer en sus más recónditos misterios la vida y costumbres de aquellos seres, de penetrar en sus conciencias por el camino de la predicación y de asistir al súbito desquiciamiento de milenarias tradiciones sociales y religiosas. (Friede, xx).

El desafío para los historiadores para aproximarse a la relación de Las Antillas con Tierra Firme, es la lectura cuidadosa de la obra de los Frayles Franciscanos, quienes hicieron un encomiable ejercicio compilatorio, pero, para el caso de escudriñar los detalles en el nuevo mediterráneo, el relato “no observa una unidad de criterio frente a hechos y personas, ni tampoco sigue un estricto orden cronológico”, tal proceso de escrituración se conoce como “Recopilación historial”, no obstante, de ninguna manera puede ser desdeñado.

En el propósito de afrontar la indagación de los pormenores de la “Historia de Santa Marta y del Nuevo Reino de Granada”, se presenta un primer escollo, que el contenido de la Recopilación se ocupa exclusivamente del Nuevo Reino de Granada, y escasamente hace alusión a Santa Marta.

Los gobiernos de Santa Marta posteriores a estas efemérides, como fueron los de Jerónimo Lebrón, del licenciado Miguel Díez de Armendáriz o del capitán Luis de Manjarrés, están tratados someramente y sin detalles y sólo en la medida en que fue necesario para la comprensión de los acontecimientos ocurridos en Nuevo Reino.

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