Venga y le cuento por qué Talento Samario es una gran idea, pero su financiación debería destinarse no a la Universidad del Magdalena, sino a la nueva Institución Universitaria de Santa Marta (USM), a la que debemos rodear y respaldar.
Para entender, es clave saber que Talento Samario es una versión del Programa Bandera del rector de la Unimagdalena, Pablo Vera, creada con el fin de aumentar y garantizar el acceso a la educación superior. Este programa beca a los dos mejores resultados de las pruebas ICFES de cada institución educativa en municipios no certificados en educación del Magdalena. Muchos de estos municipios, antes del programa, nunca habían visto a sus estudiantes admitidos en la universidad ni en algunos programas académicos.
El original de Talento Samario ES REDUCIR BRECHAS EN EL INGRESO a Unimagdalena, donde menos del 24% de los estudiantes de la modalidad presencial fueron admitidos, cifra que aumentó al 32% tras su implementación, como se puede apreciar en la siguiente gráfica:
Fuente: Informe de rendición de cuentas año 2018
El programa también incluyó apoyos semestrales, como subsidios de sostenimiento y recursos adicionales como computadoras, alimentos, y acompañamiento académico y psicológico. Sin embargo, algunos de estos apoyos han sido reducidos, y el programa se financia mediante la estampilla ProUniversidad del Departamento, un impuesto que se aplica a cada contratación pública en el Magdalena. Aunque esta estrategia de financiación continúa siendo ajustada para lograr su efectividad.
Adicionalmente, desde la universidad se impulsó la estrategia de convenios con los municipios para pasar de 2 a 5 los estudiantes becados por Institución educativa, estos nuevos becados eran asumidos por los municipios.
Talento Samario es un programa positivo, sin duda, pero plantea algunas preguntas al centrarlo únicamente en Unimagdalena, cuando Santa Marta tiene necesidades específicas que una universidad como la USM podría cubrir más eficientemente. La idea de destinar fondos con la creación del programa Talento Samario a Unimagdalena parece más una apuesta personal del rector Vera, que ha persuadido al alcalde Pinedo, cuando, en realidad, los esfuerzos pueden tener un mayor impacto si se redirigen a la USM. Veamos por qué:
- Acceso.
Talento Samario busca reducir las barreras de acceso, pero Santa Marta ya admite un promedio superior al 50% de los estudiantes de la universidad. Por tanto, el impacto de este programa en términos de acceso para la población local es limitado.
Fuente: Informe de rendición de cuentas año 2018
- Calidad.
Uno de los objetivos del programa es dar acceso a estudiantes de bajos recursos y de instituciones educativas con menor calidad. Sin embargo, Santa Marta posee dos instituciones educativas oficiales en el top 26 del Magdalena y 18 instituciones no oficiales de calidad, según el Ranking 2023 de las instituciones educativas del Magdalena.
A nivel departamental, el nivel educativo de la ciudad destaca frente a otros municipios, por lo que el programa, en su formato actual, no responde a las demandas específicas de calidad en Santa Marta.
Ranking de IED del Magdalena 2023.
- Responsabilidad estatal.
La retórica de que Santa Marta no destina recursos a Unimagdalena es engañosa. La universidad recibe fondos departamentales y nacionales, además de inversiones recientes en infraestructura como la construcción del que será el nuevo bloque de aulas “Rio Magdalena”. Al ser una universidad de orden departamental-nacional, la ciudad no está obligada legalmente a aportar recursos. Sus esfuerzos de inversión deben destinarse a consolidar el crecimiento de la Institución Universitaria de la ciudad.
- La USM
Todo esto cobra relevancia debido a la presencia de una institución que, por jurisdicción, es responsabilidad del distrito: la Institución Universitaria de Santa Marta (USM). La USM representa una oportunidad para una nueva universidad que responde específicamente a las necesidades y aspiraciones de Santa Marta. Imagine una universidad que priorice la facultad de bellas artes en una ciudad rica en cultura, próxima a cumplir 500 años, que implemente programas de arquitectura y que articule ciclos propedéuticos de sus carreras técnicas y tecnológicas en conjunto con Unimagdalena.
Al destinar los recursos de Talento Samario a la USM, su impacto sería mucho mayor: financiar el diseño, estructuración y presentación de sus primeros programas de pregrado. La gestión de la rectora Azar ha demostrado que, incluso con pocos recursos, se puede hacer mucho. Con el apoyo adecuado, veríamos las primeras generaciones de estudiantes de la USM antes del fin de su mandato.
Invertir en la USM no significa una disputa con Unimagdalena, sino una apuesta por fortalecer ambas instituciones en sus roles naturales. Unimagdalena podría funcionar como una guía, un “hermano mayor” que impulsa el desarrollo de la USM, dejando un legado de educación superior inclusiva y eficiente para los samarios.