No puedo dejar pasar desapercibida la mayor concentración de instituciones del orden nacional en el Departamento del Magdalena, después de la visita del Presidente Petro a Santa Marta, como lo fue la sesión descentralizada de la Comisión Cuarta del Senado de la República, el pasado 14 de junio en el municipio de Salamina, llamado a ser la nueva capital de la subregión Río del Magdalena.
La Comisión Cuarta del Senado es la responsable de legislar y hacer control político en presupuesto; sistema de control fiscal financiero; enajenación y destinación de bienes nacionales; regulación del régimen de propiedad industrial, patentes y marcas; creación, supresión, reforma u organización de establecimientos públicos nacionales; control de calidad y precios y contratación administrativa. En lenguaje Parroquial, es la comisión que debate y controla el dinero. Es una de las más apetecidas por los senadores, pues desde aquí se generan muchas oportunidades para la gestión de recursos para las regiones.
La integran 15 senadores, entre los que están Aída Avella del Partido UP, John Besaile de la U, Angélica Lozano Correa del Partido Verde, Carlos Meisel del Centro Democrático, Carlos Mario Farelo de Cambio Radical y Claudia Pérez Giraldo del Partido Liberal, quien fue la gestora de esta sesión en el municipio de Salamina, un gesto que despeja dudas sobre la cercanía del alcalde Pabón con la Casa Pulgar.
Al trascendental e histórico evento asistieron los alcaldes o sus delegados de todo el Departamento, para encontrarse con una dinámica de participación reducida, donde un alcalde por subregión tomaría la palabra para expresar a la Comisión y a las entidades del gobierno las necesidades y problemáticas del territorio que representan. Hasta ahí uno diría, bueno, no todos pueden hablar. Pero lo más decepcionante es que las entidades del gobierno nacional, con la sola participación del viceministro del Deporte y el resto delegados, llegaron a leer y exponer lo que han hecho y están haciendo en el departamento.
Uno, los asistentes, los alcaldes, esperaban más, esperaban ahorrarse uno o dos viajecitos a Bogotá, pero nada.
Se acabó la sesión, y los alcaldes y delegados volvieron a sus municipios con lo mismo que se llevaron: esperanza e ilusiones. La sesión descentralizada fue un saludo a la bandera, una demostración de fuerza y poder político, pues fue la senadora Pérez la que asumió el compromiso de trabajar por esta región y el Magdalena, ya que no se contó con todos los senadores miembros, ni mucho menos con el gobernador del Magdalena.
Seguimos siendo un departamento desconectado, la Gobernación no articula ni jalona inversión del orden nacional, los alcaldes siguen presos del andar de los congresistas, algunos rebeldes que se aventuran a gestionar autónomamente, pero son pocos.
Esperemos que se materialice la inversión de 500 mil millones del MinDeporte, según lo anunció el viceministro Manuel Palacios, y que se entreguen las más de 16 mil hectáreas de tierra en los próximos tres meses, según lo anunció Patricia Caicedo por parte de la Agencia Nacional de Tierras en el Magdalena. Ojalá le vaya bien a Salamina con esta relación del alcalde con la Casa Pulgar, ojalá les vaya bien a todos. Al final, por estos tiempos, tener esperanza es un acto de rebeldía.
P.D.: Las sesiones descentralizadas como tal no existen; lo de Salamina fue una audiencia pública convocada por la Comisión Cuarta, parecidas a las realizadas por la Comisión Séptima para la Reforma a la Salud, y a las realizadas por la Asamblea; por lo anterior, no es obligatorio la asistencia de todos los senadores.