El 2023 ha sido marcado por intensos acontecimientos a nivel mundial y en Colombia. A nivel internacional, hemos sido testigos de la intensificación del conflicto entre Israel y Hamas, con trágicas consecuencias en términos de muertes y desplazamientos. La guerra iniciada por Putin contra Ucrania proporcionó el telón de fondo para el motín de 36 horas liderado por Prigozhin. Paralelamente, los desastres naturales, como incendios y huracanes, han sido indicadores de los efectos nocivos del cambio climático, mientras que una desaceleración en el crecimiento económico global ha generado escepticismo entre los inversionistas.
En Colombia, las elecciones territoriales de finales de octubre de 2023 se convirtieron en un vehículo para expresar el descontento general hacia la administración de Gustavo Petro. Al cumplir su primer año como presidente, Petro enfrentó niveles de desaprobación similares a los de su predecesor, Iván Duque, con un ritmo acelerado de deterioro en su imagen pública debido a escándalos familiares, acusaciones de abuso de poder, y un aumento en la violencia, atribuido a la implementación deficiente de los acuerdos de paz de La Habana.
Casos como el maltrato a Marelbys Meza por parte de una funcionaria gubernamental, denuncias de corrupción durante su campaña presidencial, y controversias en torno a su hijo, han contribuido a este panorama. Las reformas sociales que promueve se encuentran en un momento de incertidumbre y, lejos de aumentar su popularidad, han sido objeto de amplias críticas, dificultando su progreso.
De cara al 2024, se espera que la economía mundial siga siendo frágil, con continuas fracturas en las cadenas de suministro y en las relaciones comerciales entre los bloques de Occidente y Oriente. Esta división, más evidente ahora que hace una década, se ha visto exacerbada por la expulsión de Rusia del sistema SWIFT y la guerra comercial entre China y Estados Unidos.
En el ámbito tecnológico, especialmente en inteligencia artificial y robótica, se anticipan grandes avances que impactarán social y culturalmente la vida diaria. La inteligencia artificial, limitada únicamente por la producción de procesadores GPU, probablemente verá una regulación más estricta en Estados Unidos y Europa. En el campo de la robótica, se espera que continúe la sustitución de trabajos manuales y repetitivos por máquinas, especialmente en sectores como la salud.
En Colombia, una ligera disminución en el desempleo podría impulsar el consumo familiar en el primer trimestre, aunque se espera un crecimiento moderado durante el año. Afortunadamente, se anticipa una disminución gradual en la inflación y las tasas de interés, lo que aliviaría la economía de los colombianos. Sin embargo, se mantiene un cauteloso pesimismo, ya que la economía sigue siendo frágil y la estrategia de comunicación de Petro, caracterizada por su presencia en redes sociales y errores ortográficos, no inspira confianza en los inversionistas.
Para mejorar este panorama, es crucial que el Gobierno se enfoque en la justicia social, el medio ambiente y la economía, pero con un cambio en su enfoque. En lugar de proclamarse participativo, debe demostrarlo involucrando a la academia y a expertos en sus discusiones sobre reformas. Tal como ocurrió durante su alcaldía, ha tendido a ignorar las opiniones que no coinciden con la línea oficial. Para el 2024, es esencial abandonar el sectarismo y trabajar unidos por el bien de Colombia.