Este primero de octubre damos inicio al último periodo de sesiones ordinarias de la Asamblea del Atlántico en este año, marcando el cierre del primer ciclo de nuestra administración. Durante estos nueve meses de 2024, he observado con preocupación —aunque sin mucha sorpresa— que el interés de quienes están en el Ejecutivo se ha centrado más en cubrir problemas heredados de administraciones anteriores, que en ofrecer soluciones efectivas a los graves desafíos que enfrenta nuestra gente.
Como diputada, mi deber es coadministrar, hacer control político y, sobre todo, representar los intereses de los atlanticenses que me dieron su voto de confianza. Desde el día en que asumí mi curul, he levantado la voz cuando ha sido necesario, porque creo firmemente que el Estado debe estar al servicio de quienes más lo necesitan. Y seguiré haciéndolo, porque mi compromiso es con los ciudadanos de a pie, aquellos que madrugan a trabajar, a estudiar, y que merecen que sus voces sean escuchadas.
Este tercer periodo de sesiones de 2024 nos plantea retos claros, y asumiré cada uno de ellos con total transparencia y de cara a la ciudadanía.
1. Presupuesto de 2025
Uno de los temas más críticos será la discusión del presupuesto del próximo año. Todos sabemos que la Gobernación del Atlántico atraviesa una situación financiera difícil, y será nuestra responsabilidad asegurarnos de que cada recurso aprobado se destine a cumplir con el Plan de Desarrollo. No podemos permitir que los fondos se dirijan a «proyectos entre amigos políticos» que generen ganancias privadas, sino a inversiones que realmente respondan a las necesidades de la población. El presupuesto de 2024 fue de más de 1.88 billones de pesos; estamos a la espera de conocer el monto para 2025, pero debemos ser cautelosos en su distribución.
2. La tasa de seguridad
Algunos sectores consideran que ya fue suficiente con la pignoración de recursos futuros para fortalecer la Policía Metropolitana y la Policía del Atlántico. Yo no comparto esa opinión. Debemos seguir vigilando muy de cerca el destino de estos dineros, pagados por todos los atlanticenses, para asegurarnos de que se traduzcan en la seguridad y tranquilidad que los ciudadanos merecen.
3. Obras inconclusas
Los recorridos por nuestro departamento me siguen mostrando lo mismo: obras inconclusas que retrasan el desarrollo de nuestras comunidades. La sede de Bellas Artes, la Gran Vía, el Mercado Sazón en Puerto Colombia, el Centro de Deportes Náuticos, y el acceso a servicios de agua potable y alcantarillado en los municipios son solo algunos ejemplos de proyectos que siguen sin terminarse. No podemos permitir que sigan quedando en el olvido; es nuestra obligación exigir que se cumpla con lo prometido.
4. Educación
La infraestructura educativa en muchos municipios sigue en condiciones deplorables, afectando a miles de estudiantes. Y ni hablar de la calidad de la educación que reciben nuestros jóvenes en colegios públicos y privados. Existen contratos y convenios firmados por la Gobernación para mejorar tanto la infraestructura como la calidad, pero los resultados son aún escasos. Es momento de exigir cuentas claras y avances reales en este aspecto tan fundamental para el futuro de nuestro departamento.
5. Justicia familiar
En 2021 aprobamos en la Asamblea una ordenanza que creaba la red departamental de comisarías de familia, con el fin de proteger y atender a las víctimas de violencia intrafamiliar. Sin embargo, esa red nunca ha funcionado. Hoy, con la conformación de la Bancada Púrpura, tenemos una nueva oportunidad de impulsar la creación de una estampilla que financie adecuadamente estas comisarías, para que las víctimas reciban el apoyo que tanto necesitan y merecen.
6. Medio ambiente
Los fenómenos climáticos recientes han dejado al descubierto nuestra falta de preparación ante emergencias ambientales. Es evidente que debemos afinar las estrategias desde los niveles nacional, departamental y municipal para enfrentar estos retos. No podemos seguir ignorando la importancia de contar con planes de acción efectivos para mitigar los impactos del cambio climático en nuestras comunidades.
7. Salud
El estado crítico de la ESE Universitaria del Atlántico es un tema que algunos prefieren no mencionar, pero yo no puedo quedarme callada. Los problemas en nuestro sistema de salud siguen afectando gravemente a miles de atlanticenses, y mi deber como diputada es seguir denunciando estos problemas y buscar soluciones viables. No podemos permitir que la salud siga siendo una fuente de injusticia y abandono para nuestra gente.
En este último periodo de sesiones de 2024, nos enfrentamos a retos complejos, pero mi compromiso sigue siendo el mismo: velar por el bienestar de los ciudadanos y exigir un gobierno más transparente y eficiente. No descansaré en mi labor de fiscalización y control sobre la administración departamental, siempre con el objetivo de mejorar la calidad de vida de quienes confían en nosotros para ser su voz.