En estos días han estado circulando los resultados de las pruebas PISA donde nuestro país ha obtenido un puntaje bajo y es evidente la urgente necesidad de realizar cambios en nuestro sistema educativo. Como docente he tenido la oportunidad en estos 5 años que llevo ejerciendo mi profesión de identificar fortalezas y debilidades que como comunidad debemos trabajar.
El siglo XXI se ha caracterizado por los fuertes cambios que como sociedad nos hemos tenido que adaptar, pero al parecer estas adaptaciones no han llegado hasta nuestro sistema educativo. Lamentablemente los métodos implementados o impuestos por nuestro sistema no van a la par de la evolución cognitiva y social que van teniendo los niños y jóvenes, razones por las cuales los resultados obtenidos no deberían sorprendernos.
Como país, se debería establecer un equilibrio entre cada una de las necesidades para lograr suplirlas, sin embrago se están desviando de la base que sostiene y promueve la educación, los maestros. Y en este punto quiero aclarar que se está presentando un descuido tanto del Estado como de los propios docentes hacia su profesión. No estoy a favor de las comparaciones, pero es evidente que ser docente en Colombia no se está dignificado como se debería.
El instituto para el futuro de la Educación publicó un artículo en el 2019 titulado “El estatus del docente, un análisis global”, ubicando a Colombia en uno de los países donde menos se respeta la profesión. Si analizamos la realidad del sector privado donde en algunos colegios no te ofrecen un salario digno, si contamos la realidad de los docentes del sector público donde su diario vivir es enfrentarse a un salón de mínimo 30 estudiantes donde la clase de una hora debe garantizar aprendizaje significativo, seguridad y emoción.
Por otro lado, tenemos a los docentes pasivos, aquellos profesionales que gracias a la “estabilidad” brindada por el Estado no se preocupan por seguir formándose, se desmotivan y se limitan solamente a transmitir y su clase se basa en la transcripción de datos de un tablero o aquellos que creen innovar por proyectar videos a sus estudiantes o peor aun los que solo piensan en que tan larga puede diseñar la actividad para que el estudiante se mantenga ocupado y no moleste durante su clase.
Los anteriores son solo algunos de los vacíos que como país estamos presentando, resultados de una desvaloración, mala administración y enfoque de nuestro sistema que sin duda alguna requiere no solo de compromiso de entes gubernamentales sino también de las familias y maestros de cada rincón de país para lograrlo. A continuación, propongo algunas acciones pedagógicas que como comunidad podemos desarrollar:
- Invertir en la educación: Todo proyecto requiere sustento económico y como país se debe dar prioridad al instrumento más poderoso que puede promover la transformación cultural, social e incluso económica de una sociedad, garantizando de este modo un progreso significativo.
- Concientización del rol docente: Tanto el sector púbico como el privado deben reconocer la importancia de nuestra labor por medio de una oferta laboral digna; las familias por medio del respeto y apoyo a las comunidades educativas de sus hijos y los mismos docentes o personas que aspiren a serlo tener la vocación, resiliencia y disciplina necesaria para afrontar los constantes desafíos que se puedan presentar.
- Implementación de la neuroeducación: Nuestro mundo está cambiando constantemente y la clave para no quedarnos atrás es comprender como funcionan los cerebros de nuestros niños y jóvenes, fomentar procesos metacognitivos y promover clases donde se potencialicen las habilidades de los estudiantes.
- Cultura inclusiva: Como docentes debemos interrogar nuestras prácticas educativas y comprender que cada niño es inteligente solo que de manera diferente. Cuando veamos a la diversidad como una riqueza y no como un problema, seremos más felices. El Estado debe entender que no solo se trata de adaptar una infraestructura o promover una capacitación al año del tema sino de crear una verdadera cultura inclusiva.
- Adaptación curricular: Nuestro sistema educativo dice basarse en la formación de competencias, pero las metodologías implementadas continúan en la repetición y tradicionalismo. Es importante incorporar la neuroeducación en nuestra metodología, trabajar cátedras que promuevan la cultura del pensamiento y que les den a los estudiantes las herramientas para reflexionar y aportar a las problemáticas y situaciones actuales.
Para concluir, citaré una frase que nos compartió Tina Blythe (investigadora y profesora del proyecto cero de Harvard) cuando asistí este año al congreso internacional de Educación en la ciudad de Bogotá: “LA ATENCIÓN DE CALIDAD, ES LA FORMA MÁS PURA DE AMOR”.