PERIODISMO PREPAGO, PERIODISMO MORDAZA

El periodismo en Colombia está pasando por una paradójica decadencia, la ética, los valores, el respeto y la credibilidad de los comunicadores, está por el suelo, se ha visto en tela de juicio debido a que los profesionales del oficio han optado por dejar de lado lo esencial de la labor del periodista y se han dedicado a hacer favores a políticos y a familias adineradas de las regiones, a cambio de migajas que les reparten mes ames en los planes de medios de los entes públicos. El departamento del Cesar no es la excepción de la regla, pero si es un caso aberrante de periodismo prepago.

Para entenderlo nos remontaremos a tiempos de inicios de la segunda guerra mundial, mucho antes que se crearan las redes sociales Joseph Goebbels, ministro de la propaganda de Hitler, creó las fake news y las noticias como propaganda. Su más conocida frase fue: “Miente, miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá”.

Es decir, era el encargado de la oficina de prensa, y puede ser considerado como el padre del “Periodismo Prepago” tal y como lo conocemos hoy, por su capacidad de mentir para desinformar y manipular la opinión pública. Fenómeno este, asentado en Latinoamérica, tomo fuerza durante la guerra fría; y, del que aprendieron a servirse, quienes se instalaron nombre de la “democracia” para fundar monarquías que les permitiera heredarse “el poder” -chequera del estado-, con el común objetivo de saquear los recursos públicos.

En Colombia hizo metástasis en épocas del narcotráfico, y el miedo era la excusa en que se escudaban los comunicadores para favorecer el accionar de los narcotraficantes que ya influenciaban en los gobiernos corruptos de la época.

Las mafias políticas que existen en cada departamento de Colombia, han implementado una estrategia al estilo “Mordaza” que silencia, acalla, somete la agenda propia a cada comunicador y medio de comunicación, los periodistas y medios termina siendo una extensión de la estrategia de comunicación de cada gobierno corrupto, nadie cuestiona, todos hacen fila juiciosos esperando la limosna que el jefe de cada mafia política designa para uno de ellos, esta estrategia la ha afinado la familia Char, dueña del poder en el Atlántico con ramificaciones en algunos otros departamentos por intermedio de títeres locales, el otro sistema sofisticado lo posee la familia o Clan Gnecco dueños del poder en el departamento del Cesar, los Gnecco que son los reyes de las adiciones, las prórrogas, los sobrecostos y expertos en inflar el valor de las obras hasta llegara a triplicarlos o cuadriplicarlos, no tienen en la región un solo periodista o medio que los controvierta de sus oscuros movimientos financieros en las obras de mala calidad que han hecho a lo largo de más de 16 años en el poder.

Para mantener el silencio y la aprobación, el gobierno departamental viene manejando millonarios recursos para publicidad, desde hace varios años con un mismo operador, que no es más que un títere que destina los recursos que a dedo reparte la cabeza del clan, este operador se queda con una buena tajada de los dineros de los contratos y pone en fila a cada uno de los periodistas o medios que en sus redes sociales solo replican la información básica asignada por ellos, y son defensores acérrimos de las obras mal hechas que ha desarrollado a los largo de estos años el Clan Gnecco.

Se ha llegado tan lejos en la descarada forma de actuar de los comunicadores de la región, que le toco a un Concejal de Bogotá, presentar ante el país las irregularidades que se han presentado en la construcción de una obra como el mal llamado Centro de la Cultura Vallenata, obra que hasta el momento ha costado cuatro veces más de lo presupuestado inicialmente, además lleva más de dos años de retraso, al punto que el periodista vallenato radicado en Italia, Jacobo Solano Cerchiario expreso indignado en su red social twitter este mensaje: “Esto es una vergüenza que un concejal de Bogotá tenga que llegar a Valledupar a denunciar el robo a manos llenas del Clan  Gnecco en una obra desproporcionada, horrible, con retrasos, adiciones, prorrogas, , falta de planeación y corrupción. No hay periodismo en Valledupar que denuncie, ni tampoco autoridades que controlen, le toco ir a concejal de Bogotá a desenmascararlos.   Sinvergüenzas!”.