Extorsiones, asesinatos y pánico, mucho pánico. Eso es lo que se vive en el Atlántico en los últimos meses y, al parecer, estamos a merced de las bandas delincuenciales. La percepción de seguridad es una mera ilusión, porque la realidad, por cruda que sea, es que las autoridades están siendo superadas por las organizaciones al margen de la ley.
La Policía y la Fiscalía le piden a las víctimas que denuncien, pero no hay garantías para aquellos que se atreven; al hacerlo, se convierten en objeto de retaliaciones. El mejor ejemplo de esto es Marcos Díaz Plata, un comerciante santandereano, de esos que se levantan a las 5:00 de la madrugada y se acuestan a las 10:00 de la noche detrás de un mostrador, que fue vilmente asesinado por delincuentes que querían quitarle lo que nunca han trabajado, el pasado sábado en Soledad
En Soledad y Malambo, ambos del área metropolitana, se han recrudecido las extorsiones. Es sabido que los comerciantes prefieren pagar antes que los maten, una triste realidad que no han querido reconocer las autoridades, en especial, aquellas que tienen potestad del manejo de los recursos destinados a la seguridad.
Hoy, el gobernador del Atlántico, Eduardo Verano de la Rosa, contempla la posibilidad de pignorar los recursos de la tasa de seguridad a 15 años y entregarle el manejo de estos al Distrito de Barranquilla, una verdadera incoherencia que no refleja la realidad que sufre la comunidad.
Si esto ocurre en Soledad y Malambo, siendo la Gobernación la que tiene la potestad del manejo de la tasa de seguridad, no quiero imaginar cuando llegue a manos de la Alcaldía de Barranquilla cuya prioridad, claramente, es la Operación Tapahuecos, la construcción de más parques y la millonaria siembra de árboles que, entre otras cosas, no se ven.
No es con más parques que la gente se sentirá segura, eso es una utopía. El mejor ejemplo es la millonaria inversión que hizo la exgobernadora Elsa Noguera en la construcción de más parques para la gente, pero que poco o nada impactan en los indicadores de seguridad.
Los recursos de la seguridad de todos los atlanticenses no deben ser la caja menor de la administración distrital. En Barranquilla tienen otros objetivos y está bien, pero para eso tienen herramientas que les permiten recaudar millones. ¿Por qué apropiarse de los recursos que le corresponden a Soledad, Malambo, Candelaria, Sabanalarga…?
Gobernador, la pignoración del manejo de los recursos no es una alternativa. Siéntese con los alcaldes, son ellos los que conocen sus territorios y saben cómo deben intervenir; hágalos parte de la solución y que la Gobernación administre la tasa para lo que es: inteligencia contra el delito, equipos, dote a las autoridades porque, al parecer, están en desventaja con las bandas delincuenciales.
Gobernador Verano, usted que ha sido tres veces elegido para dicha dignidad y no necesita que se le recuerden sus responsabilidades y compromisos con este departamento, aun así, le reitero: el alcalde de Barranquilla, Alejandro Char, no puede ni debe manejar los recursos que le corresponden a los municipios de Atlántico porque no fue elegido para eso. Lo que se infiere con esa decisión que se va a tomar —porque hacia allá apunta todo— es que usted no se siente capaz de ser el administrador de este recaudo.
Al alcalde Char le aplaudo su ‘interés’ de contribuir con la seguridad del Atlántico al manejar la tasa, pero a él lo eligieron para administrar Barranquilla, esa es su prioridad y único objetivo.
Por último, señor gobernador, todos conocemos su lucha por la autonomía regional; en sus tres períodos como mandatario departamental nos ha vendido el discurso, muy acertado por cierto, de que el centralismo ha frenado el desarrollo de los territorios y que la Nación debe aumentar las transferencias en, al menos, 40 %, por eso, me resulta incomprensible que usted pretenda ceder la administración de la tasa de seguridad, una verdadera paradoja.
Señor gobernador, lo invito a que se hagan mesas de trabajo con los alcaldes de Barranquilla y todos los demás municipios, se creen rutas y programas de inversión contra la delincuencia e inseguridad, pero que bajo ningún motivo el departamento pierda autonomía económica entregando el manejo de la tasa de seguridad y deje desprotegidos a nuestros habitantes, si, esos habitantes que lo eligieron a usted en las urnas.