Gustavo Petro es el primer político de izquierda en llegar a la casa de Nariño, un político que como senador fue excelente y como administrador pésimo gobernante. Siempre su ego y prepotencia por delante lo han hecho fracasar en sus teorías difíciles de poner en práctica, tal como lo dijo el ex director de planeación nacional en su columna facticidad y validez, una cosa es la validez de las teorías y otra muy diferente es hacerla realidad. Petro como muchos emperadorcitos, juega con la inteligencia del colombiano, sus teorías son estímulos a los sentimientos y resultan instrumentos poderosos de la persuasión.
Dentro de las reformas y podemos llamar embelecos de Petro, encontramos la famosa paz total, una política de estado que logró aprobar en las mieles del amor que llegó a tener con el congreso en el año 2022, política impulsada por el camaleónico Roy Barreras cuando era presidente del senado, en ese entonces. “Paz Total” es una de las apuestas de negociación y pacificación más ambiciosas de la historia de Colombia. Una estrategia que busca convocar a todos los actores armados ilegales al diálogo para que abandonen las armas, se disminuya la confrontación armada y el impacto de la violencia en las comunidades. Como iniciamos esta columna, resulta una teoría valida pero muy difícil de implementar, sobre todo con organizaciones al margen de la ley que sobreviven del secuestro, extorsiones y en mayor medida del narcotráfico. Todos los discursos, dice Aristóteles, son retóricos. Como todo lo que sale de la boca de Petro termina siendo retorica muy difícil de implementar.
Las políticas de este gobierno en temas de seguridad tienen al país sumido en una sensación de caos total, se dice que el 60% de los municipios son controlados por organizaciones como el clan del golfo a quienes este gobierno les cambió de nombre ante las FFMM, pidiéndoles que las denominaran autodefensas gaitanistas, clan del golfo que se ha tomado en gran medida las regiones apartadas en donde la presencia del estado es nula, o donde la policía llega incluso a decirle a quienes son extorsionados que paguen que lo mejor que podrían hacer incluso es conseguirles una rebaja en esa extorsión.
La paz total de Petro es un fracaso. Hoy los ganaderos y dueños de fincas del país llaman a formar frentes de seguridad, muy parecido a lo que hace 30 años dio origen a las famosas autodefensas, épocas en las que el gobierno abandonaba a su suerte a los colombianos, y llamaba a los bandidos a negociar, como hoy lo hace Gustavo Petro, con un ELN y unas disidencias de las FARC que parecen estar robusteciendo su accionar para luego de este fracasado gobierno tomar más fuerzas.
Dentro del marco de esta fracasada política de Petro que hasta el momento solo ha dejado unas FFMM muy diezmadas, Petro nombra gestor de paz a quien es uno de los monstruos de ese paramilitarismo, el señor Salvatore Mancuso, a quien por petición del mismo Petro la magistrada de Justicia y Paz Luz Marina Zamora ha otorgado libertad condicional, esto para que el exjefe paramilitar ejerza como gestor de paz. El fracaso de la paz total de Petro es evidente ante los secuestros y el dominio que hoy tienen en el país estas organizaciones criminales, tratadas con benevolencia por el gobierno de izquierda que preside Petro.
Una política retorica, valida en su querer pero muy difícil de implementar con bandidos de la talla de Iván Mordisco, a quien el gobierno les da garantías de movilización por el país, sujeta las FFMM y las deja como le gusta a los bandidos sin accionar, las guarda en los cuarteles y sigue con su embeleco y fracaso de negociar con quienes no quieren la paz pero si aprovecharse de un gobierno que va para dos años y de cambio nada, solo cambiaron los que hoy gobiernan y como dicen por ahí manejan la billetera, el resto, el mismo cuento, aunque si Petro es el problema, seguro estoy que los uribistas, Vargas lleristas y de antes no son la solución.