El momento que tanto hemos temido está más cerca de lo que pensábamos. La vertiginosa disminución de las reservas de petróleo y gas nos empuja a un callejón sin salida que hay que evitar a toda costa, se nos acaba el tiempo y la vía de la importación propuesta por el Gobierno Nacional como principal opción, hace más real el fantasma al que tanto le hemos huido dejando en grave riesgo nuestra soberanía energética.
Atrás quedaron esos tiempos de los años 90s, en los que en Colombia abundaba el gas natural. Las cifras negativas han sido las protagonistas en los últimos años, según el más reciente informe de recursos y reservas 2023 de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), las reservas volumétricas probadas (1P) de gas cayeron hasta 2.373 giga pies cúbicos, es decir, que el país cuenta con gas natural hasta 6,1 años. Para el próximo año tendríamos un faltante de 8% del gas que se consume a diario en el país.
Nos encontramos en la hora cero. Aunque ha habido suficiente tiempo para la reacción y la acción, los Gobiernos anteriores han fallado en no marcar una ruta clara para el futuro del gas natural en Colombia. No se ha priorizado este tema en la agenda nacional y hoy estamos a puertas de sufrir las consecuencias. La preocupante situación de escasez debe abrirle los ojos al actual Gobierno, sobre la urgente necesidad de redefinir la política energética del país para evitar una catastrófica crisis.
En una reciente entrevista en medios, el presidente de Ecopetrol, Ricardo Roa, preguntó: “¿Cuál es el miedo a la importación de gas?”. Sencillo, Dr. Roa, que importar gas desde Venezuela, tiene una fuerte implicación económica debido a la compra de este hidrocarburo en el exterior, además del costo que exige la reparación del gasoducto binacional de 224 kilómetros, que no opera desde 2015, que probablemente sería cargado a los usuarios. De acuerdo con las Investigaciones Económicas del Grupo Bancolombia, el gas importado es entre tres y cuatro veces más costoso que el gas natural por tubería tradicional.
Recurrir a la importación es una decisión inconveniente que va en detrimento del desarrollo comercial e industrial, y en contra de las tarifas a los usuarios residenciales que no deben seguir encareciéndose. Más cuando somos un país con recursos naturales suficientes para atender nuestra propia demanda. El hecho que estén escaseando las reservas es contradictorio justamente cuando el 2023 registró, según la ANH, el mayor número de descubrimientos de gas natural en la última década, con un total de ocho hallazgos.
Al compartir la matriz con otras fuentes de energías convencionales y no convencionales, el gas se ha convertido en el combustible fundamental para la transición energética del país, por lo que hay que seguir potenciando los recursos del hidrocarburo, de tal manera que podamos avanzar de manera segura y responsable.
En este escenario retador, es vital activar la exploración de gas natural en el país, así como la implementación de nuevos contratos. Es la exploración y la explotación de los recursos nacionales, la mejor estrategia para reponer las reservas y mantener los niveles de producción, porque tal y como reza el viejo refrán: “Gota a gota, la mar se agota”.