Las palabras que dice el presidente gustavo Petro en cuanto iniciar procesos para una asamblea nacional constituyente es un atropello con la democracia, la libertad y contra el pueblo colombiano. Estas ideas marxista-leninista de convertir una república democrática en una dictadura siguiendo los pasos de los señores Fidel castro y Hugo Chávez los cuales llevaron a sus países a una crisis mundial.
Un comunista radical que no cree en el libre comercio, la libertad económica, en el progreso de los pueblos y mucho menos en la seguridad democrática. 2 años de gobierno lleva en la presidencia y aún no se ha demostrado 1 proyecto de impacto social que beneficie a el pueblo colombiano, este es el gobierno de las polémicas. Petro, su gabinete y su familia se han dedicado a utilizar el poder para hacer de las suyas. Colombia no tiene libertad ni orden con esta política, Colombia está estancada en el progresismo que retrasa y con unos personajes que solo buscan satisfacer sus necesidades sin importarle el pueblo.
Una asamblea nacional constituyente puede ser vista de manera negativa por varias razones. En primer lugar, la convocatoria de una asamblea constituyente puede generar división y conflicto en la sociedad, ya que diferentes sectores políticos y sociales suelen tener visiones opuestas sobre su necesidad y legitimidad. Además, una asamblea constituyente puede ser percibida como un mecanismo utilizado por el poder establecido para consolidar su control y perpetuarse en el poder, en lugar de responder a las necesidades reales de la población. Esto puede acabar la confianza en las instituciones democráticas y generar descontento entre la ciudadanía. Asimismo, una asamblea nacional constituyente conlleva costos significativos en términos económicos y de recursos, lo que puede ser especialmente problemático en contextos donde ya existen limitaciones presupuestarias y necesidades urgentes no atendidas.
La seguridad democrática y el respeto a las ramas del poder son pilares fundamentales para el funcionamiento adecuado de un Estado de Derecho se basa en el fortalecimiento de las instituciones encargadas de velar por la seguridad y el cumplimiento de la ley, así como en la promoción de una cultura de respeto a las normas y al Estado de Derecho, prevenir la corrupción y garantizar la transparencia en la gestión pública. Por otro lado, el respeto a las ramas del poder -ejecutivo, legislativo y judicial- es esencial para asegurar un equilibrio de poderes que evite la concentración excesiva de autoridad en manos de un solo sector. Cada una de estas ramas cumple funciones específicas y complementarias que deben ser respetadas y fortalecidas para garantizar la separación e independencia de poderes.
En conclusión, la seguridad democrática y el respeto a las ramas del poder son fundamentales para garantizar un sistema político justo, equitativo y basado en el Estado de Derecho. Su promoción y defensa son responsabilidades compartidas por todos los actores sociales y políticos comprometidos con la consolidación de una democracia sólida y duradera.
Colombia no quiere dictaduras, Colombia quiere salir adelante, desarrollo económico y social, oportunidades, inversiones, cuidado a la propiedad privada y esto es todo lo contrario a lo que apuntan el jefe ejecutivo