Claudia y la crisis del agua en Bogotá

Ha llovido en Bogotá, también en Chingaza, lo cual ha permitido recuperar el nivel de los embalses hasta el 50%, aún lejos del 70% esperado para estas fechas. Sin embargo, si algo nos ha enseñado la historia de nuestro país, es que no podemos relajarnos en el ahorro de agua ni pensar soluciones de corto plazo, porque en repetidas ocasiones se ha demostrado que incluso las peores crisis se podían evitar o, al menos, morigerar. 

Esto fue, por ejemplo, lo que pasó a principios de los noventa, cuando una de las peores sequías en el país nos llevó, junto a la mala planificación hídrica y a la apuesta de las autoridades de tener un invierno normal, a la hora Gaviria como solución a la escasez producto del fenómeno de El Niño. Esto fue, también, lo que le pasó a Claudia López en su alcaldía, quien a pesar de tener todas las alertas en frente, repitió la historia y descansaron en que supuestamente había agua para tres años.

Claudia llegó con la promesa de un nuevo contrato social y ambiental para el siglo XXI, destinando 9,5 billones del presupuesto para cambiar hábitos de vida, reverdecer Bogotá y adaptar la ciudad al cambio climático. La intención era proteger los páramos, humedales, ríos, reducir la contaminación y más árboles para la ciudad. Estábamos todas de acuerdo.

Sin embargo, el monto para ambiente fue de $1 billón para los cuatro años, apenas el 1% del presupuesto, menos de $132 mil por persona. Asimismo, según Bogotá Cómo Vamos, su alcaldía solo cumplió una de las 6 metas propuestas, y al revisar el cumplimiento del logro 19, “Cuidar y proteger el agua, el Río Bogotá, el sistema de páramos y el sistema hídrico de la ciudad y mejorar la prestación de los servicios públicos”, ni en el balance de su gobierno ni en el informe citado se resaltan acciones efectivas en la materia.

Al contrario, empeoró la calidad del agua de los ríos, se emitieron altas cantidades de contaminantes, aumentaron los gases de efecto invernadero y la arborización quedó como un reto para próximas alcaldías. Claro, la pandemia fue un condicionante, pero no una excusa.

¿Y respecto a un posible desabastecimiento del agua? Nada. A pesar de los patrones de comportamiento de las lluvias y las alertas, no se mencionó el tema, ni en su Plan de Desarrollo, ni en sus informes a la opinión pública , ni en el empalme con el alcalde Galán.

Entonces, ¿la crisis del agua empezó desde el 1 de enero de 2024? No. Su Alcaldía ignoró las alertas, y las medidas que adoptó fueron charlas y campañas de ahorro y uso responsable, que no fueron exitosas y sin recordación. Por el contrario, durante su periodo el consumo de agua en la ciudad y municipios abastecidos por el Acueducto llegó a máximos históricos, por sobre los registros de la alcaldía de Peñalosa.

Desde 2021 se observa el nivel decreciente de los embalses, estadísticamente las lluvias registradas cada vez fueron menos, y en mayo de 2023, el IDEAM alertó sobre el fenómeno de El Niño: existe evidencia del conocimiento del posible riesgo por parte de sus equipos, pero también de que se subestimó el riesgo derivado. Su Alcaldía no solo ignoró las señales de crisis, sino que además contribuyó a perpetuar un modelo urbano insostenible heredado de administraciones anteriores. La venta de agua en bloque creció significativamente durante su mandato, así como la urbanización de la Sabana y por tanto la presión sobre fuentes hídricas clave. No podemos olvidar que la presencia de agua amarilla que vimos en Bogotá este año, empezó mucho antes en los municipios aledaños y en el norte de la ciudad.

Sabemos que Claudia López no creó la crisis del agua en Bogotá, que por un lado nos seca y por el otro nos inunda, pero tuvo en sus manos la oportunidad de mitigarla y no lo hizo. Hoy, con el sistema de abastecimiento altamente vulnerable, surge a la vista la paradoja de Claudia: ¿Cómo pretendía reverdecer una ciudad si no cuidó el agua?

Esta semana realizaremos el debate de control político por la crisis del agua en Bogotá en la Comisión Primera de Senado, por lo que les invito a estar pendientes. Esperamos y exigimos que asista el alcalde Carlos Fernando Galán, pues toda la ciudadanía está pendiente de soluciones de fondo, para que no tengamos que, en el futuro, lamentarnos nuevamente por no haber trabajado por la seguridad hídrica de la ciudad.

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