Desde su creación, hace más de tres décadas, Colombia ha sido parte fundamental de la Asociación de Estados del Caribe (AEC), un organismo regional que busca el fortalecimiento e integración de los países de la zona del mar Caribe. Aunque la también llamada Cuenca del Caribe ha intentado convertirse en el epicentro del desarrollo latinoamericano, no ha existido suficiente cohesión regional para lograrlo, debido a limitaciones que han condicionado su impacto.
El Caribe es de una gran riqueza por la convergencia de razas desde que fueron eliminados los caribe y arawaks. En la zona, se siente la gran influencia de las culturas española, inglesa, francesa, holandesa, africana, hindú, china y de otras latitudes; y es aquí donde surgen expresiones de síntesis cultural de enorme fuerza y contenido, y con capacidad de expansión. Está a la sombra de una potencia mundial como los Estados Unidos y tiene una relación extraordinaria con naciones indoamericanas como México, Venezuela, Panamá y Colombia, entre otras.
Indiscutiblemente, la Cuenca del Caribe que unifica los Estados insulares del Caribe, países centroamericanos y naciones del norte de América del Sur es un importante espacio económico en vías de consolidación, que cuenta con 25 países miembros de pleno derecho y 13 miembros asociados que participan en la organización. Se calcula en casi la mitad de la población latinoamericana y por lo menos dos tercios y medio del comercio exportador e importador del área.
En medio de un contexto mundial marcado por la incertidumbre geopolítica, el acelerado cambio climático y las tensiones económicas, la AEC está llamada, como nunca antes, a desempeñar un liderazgo unificador, coordinado y estratégico que le permita a los países de la cuenca responder de manera efectiva a los desafíos, que por su ubicación geográfica y vulnerabilidad estructural, enfrentan en común. La región necesita cambios esenciales que le permitan materializar el desarrollo sostenible de su mercado, enfrentar el cambio climático que con el paso del tiempo ha aumentado el deterioro ambiental de la cuenca, así como promover un espacio económico común.
A finales del mes de mayo, se llevó a cabo en Colombia la Semana del Gran Caribe, en la que se celebró la cumbre ministerial y presidencial de los países miembros de la AEC. En estas reuniones se concluyó la urgencia de revitalizar a la AEC y concentrar los esfuerzos colectivos en temas estratégicos para la región como la justicia climática, la transformación digital inclusiva, la protección del mar Caribe y la expansión de una economía azul sostenible, como pilares fundamentales para un desarrollo justo, integral y en condiciones de igualdad.
Lo más trascendental de todo es que hoy los países de la cuenca se encuentran frente a una oportunidad histórica para redefinir su papel y adaptarse a la innovación, a través de un liderazgo activo, comprometido y coordinado que les permita enfrentar los retos colectivos y aportar a sus naciones, a través de instrumentos clave para la movilización de recursos como la cooperación internacional y las alianzas multinivel.
En este renovado escenario, la Costa Norte colombiana tiene una magnífica oportunidad de ampliar sus mercados y contribuir al desarrollo económico y social que tanto demanda esta región del país.