Invertir en programas de educación sobre historia, democracia que enseñen a los ciudadanos sobre sus derechos, deberes y responsabilidades, así como sobre el funcionamiento del sistema político, es esencial para formar una ciudadanía informada y comprometida.
Es necesario desarrollar planes de desarrollo regional que trasciendan los periodos de gobierno de alcaldes y gobernadores. Estos planes deben ser elaborados con la participación de diversos actores, incluyendo el sector privado, la sociedad civil y las comunidades locales, y deben estar apoyadas por una institucionalidad robusta con capacidad de ejecución.
Incorporar criterios de sostenibilidad ambiental, en los procesos de desarrollo, que signifiquen oportunidades de ingreso y formación para las comunidades es de suma importancia. Por ejemplo, programas de reforestación, gestión del agua y agricultura regenerativa.
Comprometer a los medios de comunicación con el desarrollo de campañas de concientización que eduquen a la ciudadanía sobre los efectos negativos de la compra-venta de votos y promuevan la importancia de ejercer el derecho al voto de manera libre y consciente.
Crear incentivos para que los ciudadanos participen activamente en los procesos electorales, como la biometría universal, la facilitación del acceso a los centros de votación y la promoción de la participación de jóvenes y mujeres en la política.
Los partidos políticos deben democratizarse, permitir la participación activa de sus militantes en la toma de decisiones. Esto incluye la elección de candidatos a través de primarias abiertas y la promoción de la transparencia en la gestión de los recursos del partido.
Invertir en la formación de nuevos líderes políticos que estén comprometidos con los valores democráticos y la ética pública. Para lograrlo se deben poner en marcha programas de capacitación y mentoría, así como la promoción de la participación de jóvenes y mujeres en la política.
Los partidos políticos deben ser capaces de interpretar y responder a las demandas de la sociedad. Esto implica estar en constante renovación, diálogo con la ciudadanía, promover la participación de diversos sectores sociales y adaptar sus programas y propuestas a las necesidades y expectativas de la población.