El regreso de Trump


El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en 2024 marca un momento histórico, tanto por su singularidad como por las implicaciones que tiene para el futuro del país y del mundo. Con este retorno, Trump se convierte en el primer presidente en recuperar el cargo tras perderlo desde Grover Cleveland en 1893, pero más allá de lo anecdótico, su victoria plantea interrogantes profundos sobre la salud de la democracia estadounidense, la polarización política y el impacto global de su agenda.

Un regreso que refleja el descontento

La reelección de Trump no es solo un triunfo personal, sino un reflejo de un país profundamente dividido. Su campaña de 2024, al igual que en 2016, se basó en la promesa de “hacer América grande otra vez”, una consigna que sigue resonando en millones de votantes, particularmente entre aquellos que sienten que las élites políticas y económicas han ignorado sus preocupaciones.

La inflación, la inseguridad en la frontera, la percepción de debilidad internacional durante la presidencia de Joe Biden y el desgaste político del Partido Demócrata fueron elementos clave en el regreso de Trump. Al capitalizar este descontento, logró consolidar su base electoral, sumando incluso nuevos votantes de grupos demográficos que previamente habían sido reticentes a apoyarlo.

El trumpismo consolidado

El triunfo de Trump en 2024 no es solo suyo; es también el triunfo del trumpismo como una corriente política consolidada dentro del Partido Republicano. Este movimiento, que combina populismo, nacionalismo económico y rechazo a las normas establecidas, ha transformado al partido en un vehículo para la agenda personal y política del expresidente.

Trump no es un político convencional y su estilo disruptivo ha desafiado las reglas del juego. Desde su rechazo a los resultados de las elecciones de 2020 hasta su influencia en las narrativas conspirativas que dominan ciertos sectores, su liderazgo representa una ruptura con las tradiciones democráticas y, a la vez, una respuesta al desencanto de una sociedad que se siente traicionada por los sistemas tradicionales.

¿Qué esperar de su segundo mandato?

El regreso de Trump plantea preguntas cruciales sobre su agenda política en este segundo mandato. Durante su campaña, prometió medidas contundentes en temas como inmigración, comercio, economía y relaciones internacionales. Sin embargo, las prioridades de su administración y cómo las llevará a cabo aún están por definirse.

Políticas migratorias: Es probable que Trump refuerce su postura en contra de la inmigración ilegal, reanudando la construcción del muro fronterizo y endureciendo las políticas de asilo. Su retórica contra la inmigración masiva sigue siendo uno de los pilares de su narrativa.
Economía: Trump prometió continuar con su política de nacionalismo económico, enfocándose en la protección de empleos estadounidenses y en la renegociación de acuerdos comerciales. Sin embargo, su relación con el Congreso será crucial para implementar reformas económicas significativas.
Relaciones internacionales: La política exterior de Trump seguirá siendo impredecible. Su desprecio por las alianzas tradicionales, como la OTAN, y su enfoque en las relaciones bilaterales podrían alterar nuevamente el equilibrio global. Asimismo, su postura hacia China será observada con atención, dado que su retórica antichina se ha intensificado.


Clima e instituciones: Trump probablemente desmantelará las políticas ambientales adoptadas durante la administración de Biden, y su enfrentamiento con las instituciones podría debilitar aún más la confianza en el sistema democrático estadounidense.

El impacto de su estilo divisivo

Si algo caracteriza a Trump es su capacidad para polarizar. Durante su mandato anterior, la sociedad estadounidense se fracturó aún más, y su regreso no promete ser diferente. Su retórica incendiaria y su estilo confrontativo han avivado tanto el fervor de sus seguidores como el rechazo de sus detractores.

La polarización en Estados Unidos ya no es solo una cuestión política, sino cultural. Los valores, las identidades y las creencias de los ciudadanos se ven constantemente cuestionados, alimentando un clima de enfrentamiento que amenaza con volverse insostenible. Trump, lejos de buscar la reconciliación, parece cómodo navegando estas aguas turbulentas.

¿Un desafío para la democracia?

Uno de los mayores riesgos del regreso de Trump es el impacto que podría tener en las instituciones democráticas. Su negativa a aceptar los resultados de las elecciones de 2020 y su retórica de fraude electoral han sembrado dudas sobre la legitimidad del sistema electoral. Esto podría fortalecer una peligrosa tendencia hacia el autoritarismo, especialmente si su administración busca debilitar los contrapesos institucionales.

Además, su regreso envía un mensaje contradictorio: mientras que millones de votantes ven en él un líder capaz de “arreglar” el sistema, otros temen que su estilo de gobierno erosione los principios básicos de la democracia estadounidense.

No hay duda alguna que los próximos años con Donald trump abordó serán años supremamente intensos y supremamente volátiles para la democracia en todo el mundo sin embargo no hay que engañarse no hay que esperar nada del mejor representante de la derecha americana en décadas y del peso sobre la correlación de fuerzas que su elección representa habrá que defender a muerte las conquistas sociales conquistadas por los movimientos sociales y las bases del partido demócrata habrá que estar vigilantes y no engañarse con trump el cual desde que el partido republicano se arrodilló a sus pies y dejó de defender la legalidad y la institucionalidad sus ideólogos más destacados se han vuelto sin duda una pequeña elite nihilista en contra del estado y sus instituciones y dispuestos a pulverizar y destruir de lo que queda de la decante democracia americana

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