NOS RAJAMOS

Aunque no sorprende, no deja de ser alarmante el resultado en las exportaciones colombianas durante 2023. El reciente informe presentado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), devela una actividad de comercio exterior disminuida, que reclama la atención y el liderazgo nacional para su impulso como uno de los grandes dinamizadores de la economía interna.

Los avances en la diversificación de la canasta exportadora colombiana siguen siendo insuficientes; así lo demuestran los bajos resultados en las ventas externas que se registraron el último año, con una disminución de 12,9 %, según el Dane. Sin desconocer que son muchos los factores que influyen en estos resultados como la caída de los combustibles fósiles, la revaluación del peso, la contracción de la economía global, entre otros, es evidente que Colombia tiene un limitado desempeño en el mercado internacional.

Al tener 52,3 % de las exportaciones en manos del sector del petróleo y sus derivados, nos afecta lo que ocurre en el mercado minero energético, que en 2023 también registró un desplome de 18,6 %. Sin duda, los cambios propuestos en la política energética, que han conducido a caídas en actividades como la reducción de taladros, y desincentivado la inversión, son un duro golpe al horizonte de ingresos, que al recortar el presupuesto de las regalías hacia las regiones provoca el efecto dominó en el aparato productivo interno. En esta oportunidad se dejaron de percibir US$7.368 millones, en comparación a 2022.

La falta de incentivos para que el productor colombiano se vincule a la exportación es uno de los principales obstáculos que dificultan su participación en el comercio internacional; que no les resulta atractivo por los altos costos y las trabas en los trámites. También, el excesivo proteccionismo del mercado interno resulta ser una de las razones que nos ha mantenido aislados y con una escasa dinámica comercial.

El estancamiento de Colombia en la cultura exportadora y su limitada canasta es, entre otras cosas, resultado de la falta de interés de las micro, pequeñas y medianas empresas hacia la competencia internacional y su persistente temor de llevar sus productos a un mercado desconocido. Una postura que se puede transformar con un mayor y mejor acompañamiento al productor nacional en los procesos de exportación.

La alta calidad de los productos colombianos y su aceptación en el exterior favorecen la exportación de bienes locales, que se debe estimular con acciones y medidas como: la reducción a la protección, el aumento de la competencia, la búsqueda de un mayor aprovechamiento de los acuerdos vigentes, la dinamización de la producción industrial, el fortalecimiento de las cadenas regionales de valor, la consolidación de una normativa e infraestructura estable que atraiga la inversión extranjera y garanticen los procesos, así como también la implementación de estrategias que estimulen la generación de productos con valor agregado.

Expandirnos y diversificar los productos y servicios es uno de los principales retos que tiene el país. Nos estamos rajando todos los años y no estamos aprovechando la oportunidad que tenemos en el mercado internacional para el rescate de la economía colombiana.

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