“El periodismo es la materia prima de la vida en sociedad, hoy más que nunca el periodismo serio es una receta médica para la sociedad”.
Juan Gossain.
Hoy más que nunca el periodismo serio en nuestro país se ha extinguido, se disfraza de personajes como Vicky Dávila quien con la billetera de sus patrones dispara como activista hacia el gobierno. Vicky, directora de un medio que hasta hace algunos años era referente de periodismo, dispara y dispara desde el hígado y sus sentimientos muy arraigados a la ultraderecha Colombiana.
Los periodistas de Colombia hoy se dividen en petristas o no petristas, en amigos del gobierno o enemigos, la seriedad y rigurosidad en las investigaciones ha decaído o decrecido como le gusta llamar a los izquierdosos de este país, esos que se quejaban de cómo vivían los de antes, pero que viven sabroso ahora como lo vivían los que estaban antes de ellos. Y en esas queda la profesión, denigrada a personajes como Vicky Dávila, Luis Carlos Vélez, María Jimena Duzán, quienes encarnan de un lado y del otro todo lo que está mal en la profesión del periodista.
La era del prosumidor, productores y consumidores de contenido nos ha llevado a que cualquier activista o llamado influencer sea famoso y tenga en sus manos el poder de convencer a muchos que se apuntan en esa línea ideológica, y qué ese personaje tenga muchos seguidores siendo fiel a su idea. En esa tanda encontramos a un tal Levy rincón, Wally, Lalis, personajes de la izquierda que se hicieron famosos por refutar todo lo malo que hacía Iván Duque en 4 años de aprendizaje, crecieron de la mano del rechazo que generaba el expresidente rockero.
Vicky Dávila, quien hasta hace algunos años caía en la desdicha de ser despedida de la FM y de la cadena RCN, revivió su carrera con un programa amarillista, patrocinado en ese entonces por Julio Sánchez Cristo en la W Radio, no sabía Julio el monstruo que empezaba a crear al darle el micrófono a quien todavía en su resentimiento contra el entonces presidente Juan Manuel Santos, aprovechaba el espacio del mediodía para hacer entrevistas muy al estilo de Laura en América o la doctora Polo en caso cerrado de Telemundo. Vicky, gracias a esta era digital revivió y consiguió en los Gilinsky la plataforma ideal para seguir haciendo un periodismo burdo, amarillista, activista, que genera y mueve odios y amores, pero que se hace desde el hígado y pensando siempre en hacer daño a quien no se tiene como línea amiga.
Los Gilinsky dueños de la revista Semana, le entregaron el poder a la famosa Vicky, logrando con ello convertir el medio de investigación que era en una revista o pasquín al servicio de los intereses de los poderosos, pero que de investigación seria y rigurosa muy poco. Que pena como un medio tan importante fue entregado al chisme y a las noticias fabricadas por el activismo disfrazado de periodismo.
Debo mencionar que el noticiero Noticias Uno, que hasta hace años junto a Semana fue un medio serio y con mucha investigación, se ha convertido en la Némesis de Semana, pero para atacar al otro lado de la orilla, son la voz de la izquierda en donde personajes como Petro, Quintero y Caicedo tienen una voz y son escuchados sin contra preguntar o investigar a fondo.
En eso ha quedado el periodismo en Colombia, en la lucha de opiniones y sesgos ideológicos que le hacen mucho daño al país, lanzados desde donde se considera el cuarto poder.