Tejiendo diálogos entre los saberes indígenas amazónicos, la ciencia y la academia

En tiempos de crisis climática los pueblos indígenas amazónicos avanzan sin freno e invitan a la humanidad a accionar por medio de procesos de diálogo y creación conjunta por el cuidado de la vida en el planeta

El 23 de noviembre de 2023 se realizó el lanzamiento del Observatorio Indígena Amazónico de Cambio Climático y Biodiversidad de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), como una apuesta por tejer puentes y diálogos entre la sabiduría ancestral y la ciencia[1]. Esto con el propósito de trabajar conjuntamente por el cuidado de la Amazonia y del planeta ante los cambios climáticos que estamos viviendo y que ameritan la producción de conocimientos situados, interculturales e interdisciplinarios que tengan presente las experiencias y saberes de las personas que habitan los territorios.

Según Fany Kuiru Castro, Coordinadora General de COICA, este Observatorio es un instrumento que ayuda a profundizar conocimientos interculturales sobre los impactos y las soluciones frente al cambio climático[2]. Para Kuiru, este espacio busca generar diálogos entre los conocimientos indígenas, científicos y académicos para salvar la Amazonia antes de que se llegue al punto de no retorno.

De acuerdo con José Gregoria Díaz Mirabal, Coordinador del Observatorio Indígena Amazónico de Cambio Climático y Biodiversidad de COICA, este observatorio es un llamado a la unión para trabajar ante el problema más relevante que enfrenta la humanidad: el cambio climático. Este observatorio es a su vez parte de un proceso de incidencia ante los pocos avances en el cumplimiento del Acuerdo de París por parte de los Estados. Además, es un espacio de posibilidad para la generación de diálogos y alianzas que permitan generar soluciones territoriales y globales frente a los impactos del cambio climático en la Amazonia. Así, José Díaz afirma: “Hermanos y hermanas (…) ahora una nueva etapa se inicia con todos ustedes para dar respuestas urgentes a estas emergencias que se están dando en la cuenca amazónica”[3].

Sin duda estoy de acuerdo con la necesidad que tiene la humanidad para enfrentar un problema que hemos venido creando y profundizando por nuestras dinámicas extractivas, contaminantes y consumistas en el marco de un sistema económico que necesita de estas dinámicas para operar.

Es de destacar el llamado a unir esfuerzos que pongan en diálogo los conocimientos indígenas con los académicos y científicos para poder abordar de forma responsable y pertinente las alternativas para hacerle frente al cambio climático. Esta necesidad de diálogo y creación de posibles soluciones sin dejar de lado los conocimientos indígenas y locales es también una línea que se ha abierto tanto en el Acuerdo de París como en los últimos informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en los que se ha reconocido y hecho el llamado de tener presentes e involucrar a los pueblos indígenas y locales en los procesos de toma de decisión para la gestión climática.

Si bien esta voluntad política por unir esfuerzos epistémicos para entender, analizar y generar soluciones frente al cambio climático parece estar tomando cada vez más fuerza, ciertamente implica que el sector académico también abra sus puertas y de lugar a nuevas formas de producir conocimiento acogiendo los llamados a las alianzas e impulsando espacios que potencien iniciativas como el Observatorio Indígena Amazónico de Cambio Climático y Biodiversidad.

En este sentido, el observatorio recientemente creado además de ser una invitación, implica que se asuma un reto tanto para los tomadores de decisión como para las academias y sus prácticas de enseñanza-aprendizaje en los que no se promueva una superioridad intelectual, sino que se potencien espacios creativos para, en primer lugar, tomarse el asunto del cambio climático en serio, y, en segundo lugar, generar alternativas colaborativas ante los desafíos climáticos.


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